viernes, 25 de abril de 2014

SOY UN JUNCO



Y no, no es que me haya vuelto loca del todo y me crea una planta acuática de la familia de las juncáceas, es que intento seguir lo que hemos dado en llamar “la teoría del junco”.

¿Y de dónde ha salido esto? Pues de la que probablemente sea la más tranquila de la mamás del cole (o eso, o nos tiene engañadas a todas), la cual, uno de estos días en los que intentaba que mis retoños no corrieran desbocados a la salida del colegio al borde del atropello o del traumatismo múltiple, sin demasiado éxito y con la vena del cuello a punto de estallar, me dijo: “nooooo te alteres, noooo les grites, déjate llevar, sé un junco”.  Mi primera reacción fue de: “pero que dice esta mocica”, pero ella me lo explicó: “hay batallas que no merece la pena luchar, intenta mantener la calma y mecerte con el viento, para enderezarte después, como un junco”. 

Ya sé que así, a bote pronto, suena como muy “new age”y no parece algo muy factible a la hora de poner en práctica, pero me debió de coger en un día receptivo e intenté aplicármelo.  Y funciona.  No es fácil, a veces más que mecerme con el viento parece que me esté dando un ataque epiléptico y otras, más que el junco, lo que quiero es hacerme el bicho bola y esconderme del mundo, pero poquito a poco lo voy consiguiendo.  Y no solo yo…hemos formado una  “mini secta” que sigue el camino: “Be a junco, my friend”.

¿Y cuándo ser un junco? ¿Cómo intentarlo? Pues como el movimiento se demuestra andando, ahí van algunos de mis últimos “momentos junco” en el día a día:

-         Es la hora de salir de casa, los niños camino del colegio, y nosotros del trabajo.  Mi niña no se ha vestido todavía, está dibujando y coge una rabieta tremenda porque quiere seguir con el dibujo para llevárselo a su profesora.  Primera reacción: pegar cuatro gritos, castigarla, vestirla y salir de casa arrastrando una niña despeinada que parece tener de repente 4 brazos y 8 piernas.  Reacción junco:  respirar hondo, explicarle la situación tranquilamente, recordarle que tenemos que llegar al cole antes de una hora determinada o no entrará y prometerle que terminarás el dibujo con ella por la tarde para que al día siguiente se lo pueda llevar a la señorita Belén. Normalmente esto no funciona a la primera, pero aunque parezca mentira, si consigues mantener la calma y repetir lo mismo varias veces como un mantra sin levantar la voz, al final acaba resultando.  Te vas de casa estresada porque vas justa de tiempo igual, pero al menos no has perdido los nervios y la niña se va más o menos conformada, haciendo pucheros pero sin montar uno de sus números de pequeña drama queen.
-         Tus niños deciden hacerte unas bonitas pegatinas para la funda del kindle con un juego de decoración con purpurinas que les trajeron los Reyes (gracias, tía Alicia, ejem).  Estás demasiado agotada para hacer otra cosa que agradecer los 10 minutos de paz que te va a traer ese entretenimiento como para ponerles pegas, pero a los 5 minutos tus retoños te llaman.  Cuando llegas a la habitación descubres que tu niño ha volcado el bote de purpurina morada y está cubierto de motitas brillantes de pies a cabeza, no solo eso, sino que se ha sacudido y lo ha esparcido por el suelo, la colcha, su hermana…Primera reacción: pegar cuatro gritos, decirle que en qué estaba pensando y que está castigado hasta la mayoría de edad.  Reacción junco: respirar hondo, explicarles que si no tienen cuidado no jugarán más con ese juego, preparar un baño, meter dentro a los niños y lavarlos a conciencia para intentar eliminar lo que puedas de la purpurina.  Limpiar el suelo (más o menos) y mandarle un mensaje a tus amigas preguntándoles qué opción es la mejor: darte a la bebida, al chocolate, reírte o llorar balanceándote en un rincón.  Y por supuesto, acordarte de alfombrar la habitación con periódicos la próxima vez que jueguen con purpurina.
-         Tu niña decide que se quiere borrar de ballet (que le encanta) porque no le sale una parte de la coreografía del festival, te lo comunica llorando a moco tendido, gritando y haciendo la croqueta, como la diva del drama que es.  Primera reacción: decirle que está exagerando, que hay que empezar lo que se termina y que no la borras hasta final de curso.  Reacción junco: cogerla, abrazarla, secarle las lágrimas y decirle que ensayarás con ella los pasos hasta que le salgan, y que si finalmente quiere dejarlo, para el año siguiente, no la apuntas.  Repetir las veces que haga falta, sin perder la paciencia, hasta que la niña razone.
-         Saliendo del cole, tu niño pilla una mega pataleta porque quiere que le compres, por enésima vez esa semana, un paquete de cromos de fútbol.  Primera reacción: “Noooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!! Siempre pidiendo!!!” .  Reacción junco: respirar hondo, y decirle tranquilamente que no, que no se pueden comprar cromos todos los días y que lo negociamos la semana que viene.  Por supuesto, el crío sigue protestando y llegamos a las lágrimas y los gritos, sobre todo mi criatura, que entra en un bucle infinito como táctica persuasiva hasta que le das lo que quiere antes de que te estalle una vena en el cerebro.  Pero no hay que rendirse, sino intentar resistir, respirar de nuevo, cogerlo de la mano y repetirle lo que le has dicho antes, sin gritar, hasta que se tranquilice.  No es fácil, pero se puede conseguir.

La teoría del junco no solo es aplicable a niños, también sirve para las madres que cada vez que respiran te dan instrucciones sobre como hacer cualquier cosa porque no sabes, suegros que no se muerden la lengua al señalar tus múltiples defectos, cuñados pesados que no conocen límites a la hora de meterse dónde no les llaman, cuñadas intentando ser tus mejores amigas del mundo mundial, vecinas metomentodos…Os aseguro que ante mí se ha abierto un mundo nuevo.  ¿Y por qué? Si al fin y al cabo la tal “teoría del junco” no es más que paciencia y sentido común, ¿verdad? Pues porque a veces, estas cosas tan sencillas, son las que más nos cuesta encontrar, sobre todo si (como yo) no eres una persona paciente por naturaleza, y necesitamos que nos lo recuerden, nos apoyen y nos ayuden a aplicarlo.  Gracias, “juncos”.

EVA

15 comentarios:

  1. Espera espera... que vas a ensayar con tu hija una coreografía de balet? en serio? puedo ir a verlo? :P

    Voy a seguir leyendo

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    1. Cómo qué si voy a ensayar??? Ya lo he hecho!!! dos veces!!!! Y de verdad que no entiendo el tono irónico, somalabruja XD

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    2. jajajajaja me parto con la reflexión de Angie (coincidente con la mía jajajajaja)

      Muy buena entrada. Yo tampoco derrocho paciencia precisamente. Me lo apuntaré para cuando me toque ;-)

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  2. Yo soy fan fatal de la teoría del junco. A mí, de momento me sirve lo de "a la vuelta". Vale para todo. Mami, me comrpas esto? A la vuelta. Mami, subimos al tiovivo? a la vuelta.

    Para los metomentodos mayores de edad más que ser un junco, lo que hago es sonreir y decir a todo que sí, mientras en mi mundo interior (que es muy amplio) me dedico a pensar en otra cosa.

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  3. Me lo apunto, lo he intentado y nunca he podido, desde hoy me convierto en monje tibetano

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  4. Ains ... madre mia ... lo voy a poner en práctica, mañana por la mañana seré un junco ... ya te podía haber leído anoche y no hubiéramos empezado el día y la semana a grito pelao ..............

    Te lo iré contando guapa.

    Verónica

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  5. Me ha encantado, con vuestro permiso lo enlazo en el resumen de blogs de papás y mamás de Bebés y Más

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  6. Jajaja, Samuel, Verónica, el secreto, aunque parezca tonto, es seguir intentándolo...si yo puedo intentarlo, todos podemos!

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  7. Yo también soy un junco desde el principio, no me lo había planteado así nunca jajaja. Ahora prepárate para oír las criticas por "pasota" "es que a ti te da igual todo". No es que me de igual pero ponerse a gritar (o de morros) además de no arreglar nada empeora las cosas. Son niños, son cosas que cabe esperar de ellos, camisetas chorreadas de agua, pelos llenos de protector solar resistente al agua, botes de purpurinas reventados... El truco está en adelantarse , en además de ser junco ser vidente XD y reírse, mucho de las ocurrencias e imaginación de los niños no quedarse en el suelo lleno de mermelada. Yo adoro tener un shin chan si no la liara un poco de vez en cuando sería preocupante, ¿que infancia aburrida estaría teniendo? ^_^

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    1. Pues claro, son niños, no nenucos. Una cosa es ponerles límites y otra, ir gritándoles como loca todo el día :P

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  8. Yo soy junco algunos días, pero otros cogería el junco para azotarles!!! jajajaja
    Un post genial :-)
    Bss,
    Inma

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  9. esa teoria es muy buena pero como dependienta de una tienda, te pido que no pases del junco que se mece al pajarillo volador q se va a otro mundo y se olvda de su vida. . y de sus hijos. . jajajaj

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  10. Nooooo, Julia, que una cosa es ser un junco, y otra un jeta pasota, jajaja

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