miércoles, 30 de enero de 2013

POSPARTO: Mayte


Como mi parto fue cesárea, tuvimos que estar en la clínica más días que con un parto natural. Cierto es que, como mis hijos pesaron alrededor de los 3 kg cada uno, pudieron estar conmigo desde el principio... lo cual obviamente fue una tranquilidad enorme en ese sentido.

En la clínica se portaron superbien con nosotros... venían a ayudarnos siempre que lo necesitábamos, me ayudaron a poner a los niños al pecho (no sé si lo hubiera conseguido sin las enfermeras del nido)... de tal manera, que tenía casi "pánico" a irme a casa y verme sola ante el peligro. Todo el mundo está deseando irse a casa y yo tenía miedo...

Recuerdo el despliegue para poder llegar a casa con los dos niños, las bolsas del hospital, las flores, regalos, etc. y recuerdo entrar en casa y pensar... ¡¡como vamos a hacerlo!! Veía a mis niños en sus minicunas y me aterrorizaba pensar que dependían de nosotros ahora... ¿íbamos a ser capaces?

Físicamente, yo me encontraba bastante bien... únicamente bastante dolor de espalda consecuencia del peso del embarazo, pero de la cesárea, ningún problema. El problema mayor era que mis glotones hijos me estaban literalmente destrozando los pechos... con grietas, ensangrentados... eso sí que dolía... Y el cansancio que día a día se iba cebando con nosotros.

Comían cada 3-4 horas de día y de noche, sin descanso... primero pecho y luego biberón... Cuando acababa con uno, tenía que empezar con el otro... y si no, los dos a la vez... Algunas noches se ponían de acuerdo y aún podíamos dormir un par de horas seguidas... y otras noches se descoordinaban totalmente y acabábamos durmiendo en ratos de 20 minutos...

Había noches que ya no sabía quién había comido y quien no... Si habían comido los dos... o si lo había soñado... así que acabé apuntando las horas de las tomas en un cuaderno. También hubo veces que de repente me desperté, sentada, con uno de los niños en el pecho todavía sin saber cuánto rato llevábamos dormidos ni cuánto rato había comido... La falta de sueño es dura...

Mi marido trabaja a turnos y temíamos el momento en que empezara a trabajar y tuviera que irse de casa antes de las 5 de la mañana, pues me quedaba yo sola con los dos hasta que viniera alguna abuela a ayudarme sobre las 8-9 de la mañana. Efectivamente, el primer día de trabajo, se despertaron los dos a la vez... y allí me quedé, con mis dos hijos de apenas 15 días... uno en el pecho, el otro en una hamaquita mientras lo mecía para que no llorara y yo llorando con él... porque para mí lo más difícil era ver llorar a mi hijo y no poder consolarle.

Por supuesto, poco a poco, todo fue a mejor... o será que el cuerpo se acostumbra, no sé... Empezamos a tener más agilidad con ellos, disfrutábamos de ellos...

Pero sí es verdad que ahora, con casi 23 meses, echo la vista atrás y pienso que fue muy duro (aunque tuvimos mucha suerte porque los niños nacieron grandes y sanos y sin complicaciones) y al mismo tiempo que fue (y sigue siendo) muy gratificante y toda una experiencia.

Mayte

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...