lunes, 26 de noviembre de 2012

PARTO MÚLTIPLE - Elena B.


Después de estar en tratamiento más de dos años, y que la primera FIV fuera efectiva, me centré en pensar en el embarazo y en el parto.

Yo soy muy baja (1,50 cm), por lo que mi ginecólogo del hospital (embarazo de alto riesgo) desde el minuto cero me dijo que sería una cesárea programada, por lo que mi ilusión de tener un parto natural se vino abajo. Pasé el embarazo genial sin dolores, solo me dio un ataque de vértigo y cada vez que iba a revisión me venían con el mismo cuento, “pídete la baja por embarazo de alto riesgo”, pero como soy una cabezona, me negué y me negué, hasta que ya no podía conducir, así que en Diciembre después del puente, me dieron la baja, para que me relajara y me pudiera preparar todas las cosas, por si acaso. Pasó navidad, Reyes, y nada de nada, y llegó el 14 de Enero del 2010.

Tocaba revisión en el hospital, llevaba 1 mes de insomnio debido a que las bebés me presionaban el hígado y me daban los picores de la muerte. Total, toda relajada me voy con mi marido, a las 09:00 de la mañana, entramos en consulta y el doctor Ballesta me pregunta cómo me va, a lo que yo respondo: Pues como el culo, estoy cansadísima, y superpesada, vamos hecha polvo.

Me revisa en la eco, me mira el cuello del útero y acto seguido me dice:
- ¿Sabes qué, Elena? Que hoy vas a conocer a tus mellizas.
A lo que yo respondo: 
- No puede ser que no me he traído la muda, jajaja. 

Me quedé blanca como el papel, y a mi marido lo pinchan y no le sacan sangre.

Los dos riendo de miedo. Mientras me vestía, llega un celador con una silla de ruedas, y hala: para urgencias de maternidad....En la sala de espera me tuvieron 1 hora, estaba que iba a explotar como un chinche. El imprudente de mi marido llama a mi madre y a la suya para informar que nos quedamos en el hospital (histeria colectiva, claro).

Me ingresan, me ponen monitores, y me dicen que a partir de ahora no puedo comer nada, que me ponen oxitocina y a esperar. Son las 11:15 de la mañana. Al principio genial, calmada, de risas con mi marido, haciendo fotos y hasta eché una cabezadita, pero a las 14:00 de la tarde, me rompieron la membrana y poco después empezaron los dolores de la muerte, contracciones que me daban sin cesar y me quitaban las ganas de respirar.

Le dije a mi marido en 3 ocasiones que llamará al anestesista porque la juerga estaba a punto de empezar. Y él: “tranquila si aún estás bien”. A lo cual me volví como chucky (el muñeco diabólico) y le dije: “O vas o te mato”, jajaja.Y cual ángel caído del cielo apareció por la puertacon una aguja que acojonaba, pero con la mejor droga del mundo... Me pinchó y ni me enteré y a partir de ahí cada 30 minutos la ginecóloga venía a vernos, mientras en los box de al lado, alguna madre parturienta gritaba como cuando sacrifican a un cerdo, se escuchaba en todos los rincones del hospital; asustadísima me tenía, la verdad.
Comencé a notar las contracciones, porque dolor no tenía, y a eso de las 19:30 me dijeron que ya había dilatado 7 cm y que me llevaban en un ratillo al paritorio. Nos dijeron que podríamos estar juntos, ya que iba a ser parto vaginal, pero cuando me pasaron al potro y me revisaron dijeron que una de las mellizas estaba mal colocada, atravesada, y que era casi seguro que tuvieran que hacerme una cesárea de urgencia. Me puse muy nerviosa al ver que Mario se iba, pero entonces la matrona que me habían asignado, una chica muy simpática, me dijo que no me preocupara, que iba a estar conmigo durante todo el parto.

Acto seguido comenzó a entrar gente en el paritorio: llegué a contar a 17 personas. Y yo preguntaba sin parar si es que pasaba algo grave, pero no: es que era algo extraordinario, parto gemelar vaginal, ¡yujuuuuuuuu, el circo ha llegado a la ciudad!
A las 20:30 de la tarde me puse de parto. Madre mía, ya sentía los dolores de la muerte, me dijeron que empujara y respirara pero la verdad estaba tan nerviosa y dolorida que lo hice fatal, durante 10 min estuvimos así. A las 20:40 salió por fin la primera de mis mellizas que habíamos decidido que se llamaría Alma. Era la más grandecilla: 2,250 gr. Me la pusieron en el pecho y me primera frase fue: “¡Que flipante! ¿Y es mía?”. Lo que provocó la carcajada general. Ahora tenía que salir la segunda melliza. Esto fue más complicado ya que la niña esta puesta en horizontal, por lo que una matrona se puso encima de mi barriga y forzó para que el bebé se diera la vuelta, utilizaron ventosa, pero yo la verdad no me enteré de nada, sólo del dolor al notar como salía por mi vagina, es algo inolvidable, y me emociono al recordarlo. A las 20:50 salió la pobrecilla, medio asfixiada. Tuvieron que limpiarle la boca porque había tragado líquido y no lloró, sólo sollozó. De nuevo me la pusieron en el pecho: 2,100 gr, y así me derrumbé a llorar de emoción y gritando como una loca: “¡ESTO ES FLIPANTE, ESTOY FLIPANDO, QUE GUAPO!” Vamos: como una choni, ¡jajaja!

Por fin pudo entrar Mario a vernos, que el pobrecillo estaba en la puerta del paritorio, oyendo mis lloros, mis gritos y viendo cómo entraba y salía gente sin parar, pensando que la cosa se había complicado y algo malo pasaba.

A la segunda melliza, Olimpia, la metieron en la incubadora durante 15 días por sus problemas respiratorios, que se complicaron con la bilirrubina, así que en cierto modo fue beneficioso para nosotros, porque cuando nos habíamos acostumbrado a tener un bebé , nos llegó la otra.
Que alegría el día 27/01/2010: por fin tenía en mi casa a mis dos pequeñas , las niñas más deseadas del mundo, y cada día pienso que soy afortunada de tenerlas sanas y alegres.

Pero bueno la crianza es otra historia mucho más dura… ¡jajajaa! Es broma.

Elena B.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...