lunes, 14 de mayo de 2012

LA GRAN NOTICIA - Almudena


Llevábamos un tiempo con la idea de aumentar la familia, ya que nuestro niño mayor tenía por aquellos entonces 8 añitos, y siempre preguntaba que cuándo iba a tener un hermanito. Así que, aquel verano decidimos que nos pondríamos a hacer los deberes, y que si en un año no nos quedábamos embarazados, lo dejaríamos de intentar, ya que tenía muy claro que otra vez no iba a volver a los tratamientos para poder tener otro hijo.

Tan relajada estaba con el tema del nuevo embarazo, que parecía que no iba conmigo. Así que justo después del viaje que hicimos de vacaciones a Munich, nos pusimos a ello.
Transcurridos unos 15 o 20 días después de la última menstruación, empecé a notarme muy rara, pero tampoco hice el menor caso, ya que pensaba que era por la ovulación, al tener los ovarios poliquísticos, mis menstruaciones siempre han sido muy irregulares y dolorosas, así que pensé que era más de lo mismo.

Pasados los días empecé a manchar, una especie de flujo marrón, y a tener más dolores abdominales, así que dos días antes de tener la primera falta me compré un predictor, para hacerme la prueba por si acaso, y si no era ir al médico de cabecera para que me recetase las pastillas que tomaba para que pudiera tener la regla. A todo esto, a mi marido la verdad es que no le quise decir nada, hasta que no supiese algo en firme, empecé a notar un cansancio que en mí no era habitual y eso fue lo que me puso sobre la pista de que podría estar sucediendo algo que no esperaba que fuese tan pronto. Empecé a ponerme nerviosa, pensando que verdaderamente estuviese embarazada, pero mi mente lo borraba al instante, no quería hacerme ilusiones de nada, así que el mismo día que se supone tendría que haber aparecido la regla, me hice la prueba del predictor y ¡tachán! se puso la rayita rosa al segundo... no me lo podía creer, rápidamente desperté a mi marido que aún dormía y le dije “felicidades cariño, que vamos a ser de nuevo papás”.

Estábamos que no lo creíamos, no queríamos decírselo a nadie hasta que no fuese al médico y confirmar que estuviese todo bien. Así que fuimos al médico, y en cuanto confirmaron que los análisis daban positivo, decidimos contarlo a la familia más próxima, sobre todo a los abuelos, y por supuesto a nuestro hijo mayor, que se puso muy contento.

Empecé a tener vómitos por la mañana, y a encontrarme muy cansada, tenía unos dolores espantosos en el abdomen y recuerdo que a mi marido le decía que algo no iba bien, yo pensaba que iba a perder el bebé, porque para nada era la misma sensación que cuando estuve embarazada de mi primer hijo. Decidimos esperar, ya que a finales de esa semana, teníamos cita con el ginecólogo para la primera ecografía.

Aquella tarde, allí que nos fuimos  mi marido y yo, a ver qué nos decía el ginecólogo. Así que cuando nos toca, empieza a hacerme las preguntas típicas y de rigor, miró los análisis y me dijo “pase que le voy hacer una ecografía, a ver qué se ve”. Recuerdo que mi marido se quedó por detrás del doctor, y yo me recuesto, y nada más ponerme el ecógrafo miro la pantalla y veo dos manchitas y le digo al médico: “¿eso qué es?” y me dice, “señora, se nos presenta un embarazo gemelar”...
A mí me dio por llorar, mi marido riéndose en la esquina, que no sabía dónde mirar... ya cuando pude reaccionar le pregunto al doctor llorando: “¿pero están bien?”, “Sí, está todo bien de momento y laten los dos corazones,” me dijo el médico.

Así que salimos de la consulta con una risa tonta, y una cara que no podíamos creerlo. El remate fue cuando tuvimos que dar la noticia de que eran dos. Cierto es que tenemos antecedentes en la familia de mellizos y gemelos, nuestras abuelas, la materna por parte de mi marido y la paterna por mi parte, pero con tanta familia que somos, nos tocó a nosotros...
Pero la familia es que no se lo podía creer tampoco, hubo de todo, desde un “no os preocupéis que os ayudaremos en lo que podamos”, a “¡madre mía, dos!”

Aunque estábamos muy felices con la noticia, lo cierto es que a mí me costó más asimilar que eran dos, que a mi marido. El que estaba más que contento era nuestro hijo mayor, que decía “qué bien, voy a tener dos hermanitos para jugar al fútbol con ellos,” pobre... lo que no sabíamos ninguno es que iban a ser dos preciosas niñas.

Mi marido y yo siempre comentamos, que tan grande era nuestro deseo de tener una niña que vinieron por partida doble.

Almudena

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...