jueves, 1 de marzo de 2012

Parte de la semana 34: Los tres sin papeles que tenemos se están haciendo fuertes.

Si hace unos meses, parecía que iban a salir ya, ahora parecen que se han acomodado y se niegan a salir. Nos tememos que han cambiado la cerradura.

Es lo que pasa por alquilar sin ver la cara al inquilino. Claro, tú haces tus planes, confías en la bondad de la gente, crees que alquilas a una persona responsable, y luego, de la noche a la mañana, en vez de uno, te encuentras con tres, que encima no hacen más que engordar a tu costa, sin pagar la luz, ni el agua caliente, ni las basuras ni ná de ná. Y por si fuera poco, con juergas a horas intempestivas que te despiertan sobresaltada, o que sin más, no te dejan dormir.
De momento no ha habido que llamar a la Policía por quejas de los vecinos, y eso que tenemos constancia de que alguna vez se han peleado, con cabezazos y patadas por doquier, que seguro están dejando la casa patas arriba. No quiero pensar en lo que va a costar dejar todo como estaba o si, ni siquiera, si va a ser posible. ¡Ay!, si habíamos quitado el gotelé y alisado las paredes...

Además, seguro que cuando salgan, se van de rositas. Hemos recurrido, incluso, a una agencia de detectives para que les haga fotos y luego tener pruebas el día del juicio, pero los muy..., o saben dónde están las cámaras y se dan la vuelta para que no los reconozcamos o hacen algo para impedir su normal funcionamiento, porque no hay forma de que se les vea bien la cara. Aunque seguro que luego nos daría igual. Nos tocaría el juez de turno que dictaría que las grabaciones son ilegales porque incurren en una violación de su intimidad (¡¡¡pero si se han metido en nuestra casa!!!) y tenemos que pagar las costas del juicio.
Este viernes volveremos a la agencia a comprobar si las cámaras han registrado algún movimiento nuevo dentro de la casa porque desde hace dos semanas para acá no tenemos noticias. Esperemos que no hayan metido a otro realquilado y conviertan nuestra casa en un piso patera. También veremos los resultados de varias pruebas forenses (análisis de sangre y de orina) que hemos solicitado. Con un poco de suerte, si reunimos pruebas de peso, igual pillamos un juez simpatizante de nuestra causa y les desahucian ya.
Ya estoy viendo cómo termina todo esto. Al final éstos acaban con permiso de residencia permanente, empadronados en nuestra casa y chupando del bote (¡o de la teta!) sin dar un palo al agua.

¡Qué país por dios!

Guille y Cris
P.D. Eso sí, una y no más. En cuanto salgan, cierro el piso a cal y canto. Una mano de cemento armado y todo sellado.

2 comentarios:

  1. Siempre puedes usar un martillo neumático y volver a abrirlo.....si te quedan ganas

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  2. No, no, para nada. Que con esta ya estoy hipotecado de por vida.

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